Hoy he ido a una jornada que organizaba el Ayuntamiento de Rubí en conmemoración del día de la Tierra, y he tenido la tremenda suerte de escuchar a Heike Freire (https://heikefreire.com/), a la que por cierto, no conocía.
Ella es psicóloga, filósofa y pedagoga, una referente a nivel internacional, cuyo trabajo es la creación de la “Pedagogía verde”, abordaje pedagógico que se puede aplicar en cualquier centro educativo. Sus investigaciones concluyen que hay una relación directa entre salud, bienestar y contacto con la naturaleza, y que el contacto con esta última reporta beneficios cognitivos, de memoria, atención y optimización del aprendizaje.
Como anécdota, entre otros datos interesantes, ha destacado el hecho de que la población en contacto con la naturaleza, en su mayoría indígenas, representa el 5% de la población mundial, y sin embargo se hacen cargo de proteger el 80% de la biodiversidad del mundo. Auténticos guardianes de la Tierra.
Nos ha hablado extensamente del sentido del asombro como clave de su estrategia educativa. El asombro es un conector, es un sentimiento que tenemos ante algo grandioso que desafía nuestra comprensión del mundo, por ello, nos insta a explorar y fomenta la curiosidad. Se presenta cuando presenciamos algo insólito que capta poderosamente nuestra atención. Es una experiencia estética, emocional, espiritual y espontánea.
El asombro se experimenta cuando uno está en contacto con la naturaleza, en contacto con otras personas, a través de procesos transformativos o experiencias trascendentes de cualquier índole.
Por otra parte, ha hablado de la acomodación, concepto psicológico acuñado por Jean Piaget, como una parte muy importante en el aprendizaje y como fase posterior al asombro. La acomodación es el proceso cognitivo mediante el cual se da una modificación de nuestros esquemas mentales para poder incorporar a esa estructura, nueva información. Normalmente se experimenta como un choque o confrontación a nuestras premisas previas, iniciando el proceso de reestructuración necesario para integrar las nuevas realidades.
Este proceso es fundamental para adaptarnos al entorno y es la base de todo proceso creativo, según palabras de Heike.
Por último, nos ha dado algunas orientaciones para trabajar en los centros educativos tanto de primaria como de secundaria. Por ejemplo, hacer actividades en la naturaleza para fomentar este vínculo y posteriormente, trabajar y organizar bien los contenidos que vamos a impartir, a partir de ese contacto previo. Ha hecho énfasis en la importancia de tener en cuenta el ritmo de aprendizaje del grupo e insuflar pasión por lo que se está haciendo para así contagiar a los alumnos durante todo el proceso.
Su pedagogía verde es una inspiración que nos recuerda algunos de los verdaderos valores a los que retornar, honrando la mirada de la infancia.