* Fotografía de Jupi Lu
La alegría es uno de los dones más preciados.
Es una cosquilla descarriada
que te recorre el corazón
y llena tu sonrisa de un brillo radiante.
Es un regalo de los dioses.
La alegría conecta como pocas cosas lo hacen.
Es una descarga de energía compartida,
liberada, desenfadada,
que abre los cielos
y sepulta los infiernos.
Despreocupada,
desocupada,
la alegría rebosa
de complicidad viva.
Ella hace travesuras,
se cuela en los recovecos de mis besos.
Noches de verano,
estrellas fugaces
viento.
La memoria siembra nuevos recuerdos,
y la mujer-niña sale a pasear.
Los grillos e insectos,
el río omnipresente
con su medicina,
las risas y la música.
Explorando, nuevamente.
Ella me acompaña,
como una hermana,
con su aliento ardiente
su fuego expansivo.
Alegría vibrante,
mística
animal.
Te venero en este rezo,
canto de medianoche
y luna llena.