Madre.
Suavidad,
dulzura,
colores tenues me rodean,
girando
en círculos simétricos,
perfectamente acompasados.
Verdes, púrpuras, amarillos y azules.
La madre me cuida
engalanada de pétalos blancos,
susurra mi nombre y me entreteje,
sostiene mi nombre y honra mis pasos.
Ella me comprende.
Espíritu apacible, cura mística,
matriz de lavanda y jazmín.
Su compasión seca mis lágrimas
y anima mis derrotas,
me besa en los ojos,
y amamanta en su abrazo manso;
disolviendo mis faltas,
descontando mis errores.
Se abren los caminos de mi corazón florecido,
cuna y nana de mis sueños.
Madre, líbrame de los hombres que no saben amar.
Que tu manto estrellado abra sus ojos aciagos y apaciente sus corazones endurecidos.